Donnerstag, November 22, 2007

Dispara, cobarde, que vas a matar a un hombre

Con la novedad de que ya prácticamente soy Ingeniero. Sí!!!!. Ahora a engrosar la lista de desempleados friccionales. Y remarco lo de friccional, porque a partir de ahora comienza la conquista del mundo. No sabrá ni qué lo golpeó.

Por diversas razones que no explicaré, es relativamente común que visite hospitales. No es un lugar extraño como mucha gente lo pinta. No dudo que haya alguna fobia que se relacione con hospitales. Sin embargo un hospital siempre se relacionará con dolor, sufrimiento y muerte. Si en algún lugar podrían asustar es ahí. No dudo que lo hagan.

Dichos lugares, en México, pueden dividirse en dos grandes categorías: los públicos y los privados. Y la diferencia es enorme. Claro, también dentro de los privados hay grandes, enormes diferencias, hay muchas clínicas que son algo más que un ato de consultorios. Y están los grandes grupos, como Grupo Ángeles, Grupo Médico ABC, Grupo Médica Sur, etc. Estar en uno de esos hospitales es como estar en un hotel, uno olvida fácilmente que se encuentra en un nosocomio si no fuera por la gente en bata, las casuales camillas, pero sobre todo, la cuenta.

Si hay algo caro en esta vida, es estar enfermo. Un enfermo puede terminar con el patrimonio familiar rápidamente. Y vamos, no solo el dinero, sino con la salud mental, física, y emocional de los que lo rodean.

Siempre me causa cierta gracia ver a las familias primerizas, amateur en esto de tener enfermos. No crean que me burlo de su dolor. Es porque al principio hacen guardia no solo los más allegados, sino los primos, tíos, vecinos, amigos. Un solo enfermo puede tener hasta 10 personas aguardando en la sala de espera. Y generalmente una sala de espera aguanta unas 10 personas, 20 si es muy grande. Entonces un solo paciente (aunque no lo sepa) acapara todas las sillas, sillones, y demás lugares para uso de los interesados. Y por alguna razón toda esta gente cree que solo ellos tienen algo por lo que penar. Créanme que no es necesaria tanta gente. Y créame que no pueden ayudar en nada. Con uno o dos es más que suficiente. Esta situación de tener hasta el perico en vela solo dura un par de días. Eventualmente solo se tendrán a uno o dos familiares ahí, o a ninguno, que es el otro extremo.

Dentro de un hospital se pueden encontrar dramas e historias más interesantes que cualquier novela. Ejemplos de un amor incondicional, de familias devastadas, de abandono y desesperanza, y de gratas sorpresas. Vamos, son lugares interesantes, y muy crudos.

Estar en este negocio requiere de mucha sangre fría. Porque se trata de lucrar con el dolor ajeno. Sí suena feo, pero eso que hacen no se limita a salvar vidas. Es salvar vidas y cobrar por ellas. Es salvar vidas y arruinar patrimonios. Y a veces no se salvan, pero aún así cuesta. A veces el médico no tiene la menor idea de lo que está viendo, pero aún así cobra. Pero vamos, de algo tienen que vivir, alguien tiene que pagar el servicio.

¿Y por qué no lo paga papá gobierno?

Un gran problema que se enfrenta es la automedicación. ¿Por qué somos tan testarudos para automedicarnos? Hay muchas razones:

- No hay un control estricto sobre los medicamentos que requieren receta médica

- Uno puede optar por ir a una institución pública y agonizar en algo similar a una silla mientras espera ser atendido. O llegar ahí a las 4 am para ganar una ficha. Finalmente cuando uno es atendido y valorado, gana una cita para hasta dentro de 4 meses, cuando es posible que uno ya esté muerto.

- También se puede optar por tener valoración privada, en donde un reconocido médico nos cobrará una suma considerable para recetarnos un algo que ya sabíamos que nos iba a recetar de todas maneras.

- Ahora también están los médicos baratos, con consultorios anexos a farmacias similares, que muy probablemente nos recetarán media farmacia.

- No podemos olvidar al vecino, amigo, familiar, que tenía una sintomatología similar, y que se curó tomando X. En este país todos somos políticos, médicos y directores técnicos. Lo traemos en la genética.

El sistema de salud público es necesario, es elemental, y en muchas ocasiones, es suficientemente bueno. Y está en la ruina, está quebrado y es una tristeza transitar por sus pasillos. Y todo se reduce a política. Una maraña de intereses personales, que poco les importa salvar vidas.

Bueno, ¿y por qué vamos a salvar las vidas de quienes no se quieren salvar? Las principales causas de enfermedad y de muerte son trastornos relacionados con la obesidad (diabetes, hipertensión, infartos), el tabaquismo (cáncer, enfisema), alcoholismo, etc.

La prevención es nuestra única salvación.

1 Comments:

At 9:26 AM, Anonymous Anonym said...

Por eso soy abstemio hipócrita y anoréxico selectivo...

 

Kommentar veröffentlichen

<< Home