Montag, Januar 28, 2008

¿Do you think of me?

Me permito reproducir un artículo publicado en el periódico El Economista el 18 de Enero de 2008, por Isaac Katz, titulado “¿Qué tan liberal es usted? (IV)”

Siguiendo con el análisis del cuestionario, hoy trataré tres temas que son de mucha actualidad: A) “el libre comercio debe subordinarse a la soberanía nacional”, b) “la soberanía alimenticia es indispensable para la independencia de una nación”, c) “la libre competencia debe ser la idea más progresista para un político de izquierda”

Respecto a la primera, la posición liberal dice que esta afirmación no tiene validez. La razón es que una nación incrementa su soberanía a medida que la población es más rica y el nivel de vida y bienestar se incrementa; sin duda, una fuente de mejora del bienestar es el libre comercio que induce a que los recursos se asignen hacia aquellas actividades en donde se tenga ventaja comparativa. Cuando una economía se desenvuelve en un contexto de protección a los productores nacionales, se benefician a unos cuantos productores y trabajadores en lo sectores protegidos, mismos que obtienen rentas extraordinarias pero siempre a costa del bienestar del resto de la población que enfrenta, como consumidores que somos todos, precios más elevados delos bienes junto una menor calidad de éstos. Adicionalmente, la protección implica una pérdida en la libertad económica de los individuos ya que se ven obligados a adquirir los bienes que desean consumir únicamente de productores nacionales en lugar de poder optar por productores extranjeros que podrían vender estos bienes con una mayor variedad, a un menor precio y una menor calidad. Así, es claro que el libre comercio internacional, al incrementar la libertad individual y el bienestar de los consumidores, fortalece la soberanía nacional.

Respecto de la segunda, la búsqueda de la soberanía alimenticia, entendida como que todo lo que consumimos lo tenemos que producir internamente, no tiene sentido. Tratar de que todos los alimentos se produzcan internamente implica incurrir en un enorme costo para la sociedad en su conjunto al transferirle a un relativamente pequeño grupo de productores agropecuarios cantidades exorbitantes de recursos a través de toda una maraña de programas y subsidios, las más delas veces de manera muy ineficiente. Es mucho más eficiente, con significativas ganancias para el bienestar de la población, que los productores agropecuarios destinen los recursos a producir aquellos bienes en los cuales se tengan ventajas comparativas y exportarlos e importar aquellos alimentos que son producidos de manera más barata y eficiente en otros países. Al respecto, es claro que la agricultura mexicana tiene ventajas comparativas sobre la estadounidense en la producción de verduras, frutas y hortalizas y no en granos, particularmente maíz, en donde Estados Unidos goza de amplias ventajas. Insistir en que hay que producir en México el maíz que consumimos es ridículo y sería muy costoso.

Finalmente la tercera. Cualquiera que esté a favor del bienestar dela población debe estar a favor de la libre competencia, única estructura de mercado que logra, efectivamente, que los individuos sean libres para elegir qué es lo que más les conviene hacer con los recursos de su propiedad. La libre competencia tiende a garantizar la igualdad de oportunidades de acceso a los mercados, genera crecimiento económico, mayores salarios reales para los trabajadores y una más equitativa distribución de la riqueza y del ingreso.

Hasta aquí el artículo, del cual me gustaría hacer algunos comentarios. Primero, lo reproduzco porque parece que este sujeto y yo pensamos muy parecido, por lo tanto me agrada. Sobre la primera afirmación hay un ejemplo actual y muy ilustrativo que me agrada bastante. En la UE hay un subsidio especial para el cultivo de aceitunas. Es un subsidio enorme, que se podría catalogar de proteccionismo. Gracias a ese subsidio miles de hectáreas de terreno se han utilizado para plantar olivos, cambiando la geografía y ecosistema de varios países europeos. Y ahora tienen un competidor directo, las aceitunas argentinas, que tienen la misma calidad e igual o menor precio sin estar subsidiadas. La UE ha anunciado que va a recortar o eliminar esos subsidios (tómenla), y los productores se encuentran nerviosos. Ese es el problema de operar con subsidios, no se buscan las maneras más eficientes, más eficaces o las que traerán más beneficios. Vamos es ir en bicicleta con llantitas, manejar un coche automático, comer sushi con tenedor, ponerle coca al cognac.

Lo segundo, acerca de la soberanía alimenticia, pues igual estamos de acuerdo. Ya antes he fijado mi postura de que si trabajar el campo no resulta productivo, pues entonces no hay sembrar maíz y usar el terreno para algo más productivo. Hay tantas otras cosechas en las que México es líder y en las que se encuentra en posición de ventaja sobre los cultivos norteamericanos, ahora que se va a liberar todo ese comercio. O ¿por qué no producir madera? La inversión es cuantiosa y hay que esperar bastante a que los árboles estén en su punto, pero una vez llegado a ese punto se pueden tener buenas ganancias sin contar todo el beneficio ecológico que se genera. ¿Y quién va a poner ese dinero? Hay mucho dinero que está listo para buenos proyectos emprendedores, lo único que se requiere es un buen plan de negocios. ¿Y quién va a generar ese plan de negocios? Tal vez lo que voy a decir sea simplista o inocente, o ambas cosas, pero hay más de un caso en que la estrategia ha funcionado. Estoy seguro que si una comunidad entera o varios ejidatarios se reúnen, para juntar sus terrenos y dar el número de hectáreas necesario, mano de obra, y juntar capital, entonces algo del último se puede usar para contratar los servicios de un ingeniero agrónomo y un contador. La contaduría es una profesión noble, todo mundo necesita un contador. Claro, uno bueno.

¿Cómo le dices a tu próximo empleador que eres bueno? Con tu currículo, con una entrevista, ¿y cómo haces que te crea?. Jajaja.