Sonntag, Dezember 17, 2006

Pregúntele al Nation

En un esfuerzo por combatir las lagunas de semanas sin nuevas entradas en este sitio, la falta de inspiración, y tener un poco de interactividad con el lector, propongo este pequeño experimento, a ver que tal resulta.

Y consiste en, cómo dice el título y que por primera vez se relaciona con el contenido, preguntarle al Nation. Preguntar lo que sea. Es como las preguntas de yahoo, nomás que el único que responde soy yo, jajja.

Claro que hay ciertas limitantes. No responderé ninguna pregunta personal. No haré trabajos de investigación (osea que si me preguntan cuales son las características del aluminio o el funcionamiento de un sensor de inductancia, es muy probable que decline responder).

Las preguntas deberán ponerse como comentarios a esta entrada. Dependiendo del éxito de este experimento, publicaré esta misma entrada cada dos semanas. Adelante.

dios está en la Tele

Dios está en ti

Me disculpo por la falta de escritos en este espacio. Realmente no tengo excusa. Aunque se lo podría achacar a la falta de inspiración.

Hoy quería hablarles del organillo. Digo quería porque mi enfoque ha cambiado mientras realizo la planeación de esta entrada. Así es, estos no son actos espontáneos, no del todo. Digamos que cuando estoy por escribir cualquier cosa, lo primero que hago es un guión mental, una estructura, un boceto por así llamarlo, de lo que voy a generar, y sobre eso me baso para empezar a dar teclazos. También propongo una meta, ¿qué me gustaría lograr con este trabajo?

Probablemente si el proceso de planeación fuera por escrito los resultados serían mejores, ya que es común que se me pierdan ideas que eran buenas pero que se escoden entre las demás y terminan por no aparecer aquí. Aunque eso también lo hace flexible pues el texto evoluciona y cambia conforme está siendo creado. Así es jóvenes, para casi todo en esta vida una buena planeación es elemental. O aunque sea un poquito de planeación.

¿Qué es lo primero que les viene a la mente cuando menciono al organillo? Puede que solo sea el instrumento siendo manipulado por un sujeto vestido en uniforme beige pidiendo cooperación. Puede que incluso imaginen un mono araña con un chaleco y sombrerito animando la escena (algo que nunca he presenciado, pero debe ser todo un espectáculo). Espero que evoquen el sonido y con ello el sin fin de imágenes que giran alrededor de tan emblemático instrumento. Es fácil pensar en una escena de domingo en un parque o en una plaza central, donde aparte del ruido de la gente y los automóviles cercanos, el ambiente lo ameniza un cilindrero, un “amigo organillero arranca con tus notas pedazos de mi alma”. O puede uno recordar sus múltiples apariciones en la época del cine de oro, ¿cómo olvidar los organilleros amigos de Pepe el Toro? Al principio tenía pensado dar una explicación del organillo, su funcionamiento e historia. Pero eso no es tan importante como la función que cumple dentro de los momentos de esparcimiento o de tránsito por las zonas coloniales. Es toda una institución que pienso firmemente debe ser preservada. No me gustaría que esas singulares notas callaran y cedieran su lugar al puro y auténtico ruido del bullicio urbano.

¿Qué cómo lo quiero preservar? No lo sé la verdad, pero como las leyes del mercado son siempre las que deciden, el mejor método que se me ocurre es cooperar con los amigos organilleros.

Otra cosa que me gustaría seguir viendo y más que nada consumiendo es el tepache. Usted leyó bien, tepache. Ese refrescante fermentado de piña que es tan difícil de encontrar actualmente. No sé cuantas jarras de tepache habría que ingerir para obtener el mismo alcohol que el contenido en una cerveza. ¿Por qué no hay en el Toks o en el Sanborns o en el Portón o en el mismísimo Potzolcalli? ¿Qué de veras es de nacos? ¿O es muy difícil de preparar o mantener? Debería ponerse de moda, como todo aquello que empezó siendo no muy bien visto para volverse nice. Cosas como la cerveza (la Victoria sobre todo, era identificada como la cerveza de los albañiles y no se servía en restaurantes), el venerable tequila (que quien diga algo contra él es porque con un 97% de seguridad no le tuvo el respeto que se merece y se puso una borrachera horrible con él), la palabra antro (antes de los 90’s se le llamaba antro a los lugares de mala muerte), decir chido (ni MS-Word la reconoce, aunque la RAE sí, tristemente) mezclar absolutamente todo con coca (quien gasta por una botella de fino cognac y lo mezcla con refresco de cola porque si no le raspa simplemente está tirando su dinero inútilmente. Y ni se diga del calimocho), escuchar y bailar banda, usar gorras de trailero, vestir jeans destrozados y manchados (nunca entenderé que motiva a alguien comprarlos así) y un largo etcétera. Tal vez tenga que hacer que Angélica Vale tome tepache diario dentro de la popular telenovela “La fea más bella” (ni intenten inferir o concluir que veo telenovelas, porque estarán en un gran error).

Creo que pues esto se convertirá en un listado de cosas que me gustaría seguir viendo. Como lo son los helados hechos de forma tradicional. Esto es en una cubeta de madera, con hielo y sal donde en su interior gira un recipiente que contiene el helado. No me dejarán mentir que son deliciosos así, a ciencia cierta no sé en qué consista que sepan mejor pero así es. Uno especialmente bueno es el de limón de leche (desconozco como evitan obtener queso en el proceso); cuando lo vean no duden en pedirlo.

Algo que dudo que desaparezca, pero que igual, es parte esencial de todas las plazas centrales, al menos de las ciudades, y que son una buena forma de emplearse honestamente es la antigua y venerable profesión de bolero (limpiabotas fuera de México). Nada como traer los zapatos limpios y brillantes, recién boleados pues. Y siempre es todo un espectáculo y un placer ver como los zapatos de uno van quedando bonitos y relucientes. Se dice que nada es un traje perfecto si no va a acompañado de unos buenos zapatos. Y es obvio que estos deben estar en perfecto estado.

De hecho me gustaría que hubiera más boleros o fuera más fácil ubicarlos. Alguna vez intenté que hubiera dentro del campus en donde estudio, pero simplemente se negaron. Caminar por la escuela destroza los zapatos, no sé por qué no dotarnos de un remedio contra eso. También debería haber lavacoches.

Si no es un organillo lo que inunda el sonido ambiental, el sonido de una marimba será igual de ameno, pero más festivo. Y si están interpretando danzones y hay quien los baile, el ambiente estará completo. Es como una imagen de una vida completamente relajada y alegre, lejos de la velocidad, problemas y estrés de esta vida moderna. No es que vivir rápido no me entretenga sobre manera, pero es bueno darse un respiro de vez en cuando.

Eso me evoca a la mente la comida rápida. Soy un firme creyente que si a algo hay que dedicarle su debido tiempo es a la comida, tanto a la preparación como a su ingesta. Quien niegue que comer es un placer, tiene una vida muy triste realmente.

Y como no estoy inspirado, daré por terminada esta entrada. Quiero agradecer el último comentario que se publicó aquí. Solo quisiera puntualizar que el que las aerolíneas de bajo costo no usen los aeropuertos principales y las horas principales en los mismos es debido a las cuotas y tarifas que existen para hacer uso de las instalaciones. En su mayoría las terminales aéreas se manejan como empresas privadas (aunque se consideren edificios estratégicos nacionales) que rentan sus servicios a las aerolíneas. Entre más céntrico e importante sea el aeropuerto, más caras serán sus tarifas de uso, también variando con la hora en que se haga uso del mismo. Es por eso que las low-cost han optado por las terminales alternas para mantener bajos sus costos. Y esto ha sido increíblemente benéfico para muchas localidades europeas con terminales pequeñas, sobre todo en Europa del este. Cuando una de las low-cost decide usar la ciudad como destino, el flujo de turistas es inmediato, y la localidad puede llegar a tener un nuevo auge. Al mismo tiempo la migración laboral es más sencilla, por lo que estas aerolíneas están reconfigurando el mapa europeo, generando una revolución socioeconómica que dudo alguien haya previsto cuando surgió este esquema de negocios. Es cuestión de tiempo, y no mucho tiempo, para que el mismo fenómeno se repita en otras partes del mundo.